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La emoción de asco, aversión o
repugnancia ha sido reconocida como una emoción básica desde el pionero trabajo
de Charles Darwin.
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Se considera como una emoción
básica porque una expresión
universal también innata, un único estado motivacional – afectivo y un
patrón de respuesta asociado que es relativamente
estable a lo largo de distintas situaciones, culturas e incluso especies.
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De forma semejante a otras emociones básicas, se han reconocido las siguientes
características en la emoción de asco:
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Una expresión facial concreta.
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Una conducta específica, que consiste en el distanciamiento del objeto o situación que la produce.
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Una manifestación fisiológica distintiva, que se expresa a través de la náusea.
ü
Una sensación característica, que se denomina repulsión.
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En el sentido más general del término, el asco define una marcada aversión producida por algo que la persona que lo experimenta considera
como fuertemente desagradable o repugnante.
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Es la respuesta emocional causada
por la repugnancia que se tiene a alguna cosa
o por una impresión desagradable
causada por un determinado objeto en
base a sus características desagradables, hacia un acontecimiento psicológico determinado
o hacia valores morales que la
persona considera como repugnantes y poco éticos.
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Rozin, Haidt y McCauley siete
dominios de elicitadores del asco :
1. Ciertos alimentos tales como la
comida putrefacta o maloliente.
2. Las secreciones corporales como las
heces, saliva, flemas, etc…
3. Ciertos animales o bichos como
cucarachas, piojos, gusanos, ratas, etc…
4. Algunas conductas sexuales
inapropiadas como la zoofilia, el incesto, etc…
5. El contacto con cuerpos muertos.
6. Trozos corporales, tales como
miembros seccionados, deformidades, vísceras, heridas y sangre.
7. La falta de higiene y los contactos
potenciales con objetos que producen repugnancia como la ropa usada, manchas,
restos de alimentos, etc…
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Así pues, los desencadenantes del asco son los estímulos desagradables potencialmente peligrosos o molestos, como
por ejemplo la comida descompuesta, los olores corporales o la contaminación
ambiental. T
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También producen reacción de asco una
amplia gama sensorial de estímulos condicionados
aversivos, mientras que los estímulos incondicionados suelen
ser olfativos o gustativos. No obstante, conviene destacar que existen
importantes diferencias individuales en cuanto a la sensibilidad para
experimentar la emoción de asco.
FUNCIONES:
o Función adaptativa: prepara al organismo para que
ejecute eficazmente un rechazo de las
condiciones ambientales potencialmente dañinas, movilizando la energía necesaria para ello y dirigiendo la conducta
al alejamiento del estímulo desencadenante. (Plutchick)
o Para ello, estimula la generación
de respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o que se
presenten como potencialmente dañinas para la salud. En este sentido,
numerosos estudios han puesto de manifiesto que la emoción de asco tuvo una
importancia transcendental en las vidas de nuestros antepasados, debido fundamentalmente a la presión de
las enfermedades infecciosas y su influencia en la supervivencia.
o Funcion social: facilita la aparición de las conductas apropiadas. Con este
objetivo, la expresión de asco permite a los demás predecir el comportamiento
asociado con esta emoción, lo cual tiene un indudable valor en los procesos de relación interpersonal. Así, por ejemplo, si en el transcurso de una comida
el primero que prueba un plato pone cara
de asco, previene inmediatamente al resto de los comensales. Por tanto
dicha emoción facilita la interacción social y controla la conducta de los demás, permitiendo la comunicación de
estados afectivos asociados y promoviendo conductas prosociales.
Función motivacional: Potenciar los hábitos saludables, higiénicos y, en última instancia, adaptativos.
(Rozin, Haidt y McCauley)
o De hecho, se ha llegado a conceptualizar el
asco como un rechazo de nuestra
naturaleza animal, a la vez que como una suerte de motor de la evolución de la civilización.
Finalmente conviene señalar una vertiente muy negativa del asco y es que también ha sido utilizado como un mecanismo de control social. Así, desde determinadas instancias, se ha llegado a sugerir que el asco interpersonal se encuentra en la base del trato discriminatorio a otras personas en base a su apariencia física, sexualidad, estatus social o raza. De este modo, resulta evidente que el asco juega un importante papel en los juicios morales y en la violencia étnica.
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